Definición del Poblamiento de América

Águeda Muñoz Gerardo
Lic. en Antropología Física

El poblamiento es un fenómeno que involucra al ser humano en su búsqueda por ubicar un espacio territorial que reúna las respuestas a sus necesidades y le permita desarrollarse entre pares en vista a nuevas generaciones, conforme la constitución de una comunidad, como parte de su fundación o incorporándose a la misma desde otro origen. El interés en estudiar el continente americano ha llevado a algunos investigadores a preguntarse: ¿Cómo y cuándo la gente llegó ahí? ¿Cuál es el origen, y por qué son tan diversas las poblaciones americanas? Para dar respuestas, se ha recurrido a distintas metodologías como la arqueología, la geología, incluso la lingüística, y una mucho más reciente: la genética.

A partir de las investigaciones que incluyen datos genéticos se han resuelto algunas cuestiones importantes, por ejemplo, el asunto de las fechas en que llegaron los humanos a este continente. Durante años se tenía la certeza de que el ser humano pobló Norteamérica (lo que hoy es Estados Unidos) hace 11 mil años como máximo y que, por lo tanto, no podrían existir registros humanos más antiguos ni Sudamérica ni en Centroamérica. A esta primera cultura se le dio el nombre de Clovis, en referencia a puntas de proyectil encontrada en la localidad de Clovis, Nuevo México, Estados Unidos; estos artefactos tienen con una amplia distribución en la porción norte de la masa continental, incluyendo el estado de Sonora, México; con estos datos, los arqueólogos de la segunda mitad del siglo XX se sentían seguros de que grupos humanos habían cruzado el estrecho de Bering muy recientemente.

Sin embargo, con análisis de ADN mitocondrial, se propusieron otras fechas de entrada, mucho más antiguas, estas conclusiones además daban sentido a algunos hallazgos de restos humanos y yacimientos arqueológicos con más de 11 mil años y que se ubican en el centro y sur del continente, por ejemplo, el sitio de Monte Verde en Chile que tiene al menos 14 800 años de antigüedad, o el esqueleto de una mujer encontrado en el cenote Naharon, Quintana Roo, México cuya antigüedad ronda los 13 600 años. Aunque las fechas calculadas a partir de estudios genéticos tienen rangos de diferencia muy grandes, permiten plantear otras hipótesis y dirigir futuras investigaciones.

Dos olas migratorias determinantes y los grupos asociados a estas

Durante mucho tiempo, se utilizó un modelo de tres migraciones, el cual establecía que cada oleada migratoria originó tres familias lingüísticas de los nativos americanos: Na-Dene, Aleut-Esquimal y Amerindia. Esta hipótesis ya incluía la evidencia genética, que consistía en la concordancia de algunos haplotipos mitocondriales con las tres grandes familias lingüísticas y reconocía la similitud de éstos con un haplogrupo común asiático. Además, se apoyaba de otros estudios que caracterizaban a los nativos americanos como descendientes del noreste asiático a partir de la evidencia dental que reportaban los arqueólogos y antropólogos. Más adelante, las investigaciones que incluían genes mitocondriales proponen que América fue poblada sólo por dos oleadas migratorias, una que contenía a grupos amerindios y otra a grupos Na-Dene.

La primera migración se calculó entre 26 mil y 34 mil años atrás, desde Asia Central, y contenía los haplogrupos A, C y D; la segunda oleada migratoria, habría ocurrido hace 12 mil y 15 mil años atrás, esta última sería la que introdujo el haplogrupo B en América. En estudios genéticos más recientes se apoya la idea de descendencia siberiana de los nativos americanos, y la entrada del hombre por Beringia en un rango de hace 26 mil a 18 mil años; es posible que estos grupos permanecieran un tiempo ahí hasta que se esparcieron por América hace 17 mil años, lo cual explicaría las mutaciones mitocondriales exclusivas de las poblaciones americanas. Estudios de las secuencias de los cuatro haplogrupos fundadores obtienen fechas muy similares a las anteriores, que van desde 18 mil años hasta 24 mil años antes del presente; y también se encuentra una gran variedad de haplotipos en el continente, sin embargo sólo se encuentran seis haplotipos fundadores (A2, B2, C1b, C1c, C1d y D1), el resto se originó después de la entrada a América. Los linajes previos identifican una correspondencia con raíces asiáticas, no obstante, en menor frecuencia que en el Continente Americano; los linajes A, B y C no son identificados en africanos y caucásicos actuales; por su parte, el linaje D, que existe en África, se lo vincula con otras regiones, a partir de mutaciones diferentes a las americanas.

¿Cómo se explica la diversidad del poblamiento de América?

Para explicar la diversidad en los linajes fundadores, existen dos hipótesis: que América haya sido colonizada por múltiples migraciones desde Beringia, o que ya dentro del continente hayan ocurrido cambios microevolutivos después de que se establecieran estas primeras poblaciones. También se conocen dos rutas de entrada que pueden explicar esta diversidad en el continente, la primera propone que los cuatro haplogrupos fundadores sin variaciones, es decir, cada uno con un haplotipo raíz, pudieron llegar justo después del Último Máximo Glaciar o un poco antes, con fechas de 21 mil a 19 mil años atrás y habrían seguido una ruta costera por el Pacífico; la segunda propuesta sugiere que estas variaciones intra-haplogrupo ya existían en Beringia y fueron llevadas hacia el sur del continente americano pero su entrada habría sido exactamente al final del Último Máximo Glaciar de manera que los caminos posibles dentro del continente ya estarían libres, entonces la entrada de estos grupos humanos sería hace 19 mil años. Se encuentra además una gran diversidad del haplogrupo A y un tiempo de coalescencia para éste que es menor que para el resto (17 mil años); la explicación más probable es que se deba a expansiones secundarias del haplogrupo A desde Beringia, mucho después del final del Último Máximo Glaciar.

A pesar de la discrepancia en cuanto al tiempo de entrada del hombre en América, los estudios genéticos han logrado dar cierta claridad, porque apoyan la hipótesis de que existían grupos humanos en el continente americano antes de Clovis; y se encuentra que hay una separación entre los ancestros del noreste asiático hace 25-35 mil años y la entrada en América hace 15-35 mil años.

Figura 1. Rutas de los haplogrupos mitocondriales en el mundo y el tiempo de divergencia en años antes del presente. De Maulucioni, Wikipedia.

Otro marcador que ha dado información valiosa en el tema del poblamiento de América es el cromosoma Y, que sólo se hereda de padres a hijos varones sin recombinación. Este cromosoma también tiene diversos haplogrupos con una distribución geográfica diferenciada. Los haplogrupos A y B del cromosoma Y son los más antiguos, los que refieren al origen de Homo sapiens en África por ser exclusivos de este continente. El haplogrupo R se encuentra en gran parte de Europa y los haplogrupos C y Q surgen al parecer en el noroeste de Asia, y son los únicos que llegaron a América al momento del poblamiento.

De acuerdo a algunos autores, la mutación Q-M3 tiene 13 800 años de antigüedad, es decir, una entrada tardía al continente según los tiempos calculados a partir del ADN mitocondrial; sin embargo, otros autores encuentran que la variante Q-M242 tiene una antigüedad de 15 mil a 18 mil años y que parece ser un mejor marcador para estudiar el poblamiento de América por ser una variante que surge en Asia Central antes que Q-M3, además coincide con el momento de una segunda oleada migratoria propuesta por estudios del ADN mitocondrial mencionados arriba. Es probable que el haplogrupo C del cromosoma Y, aunque más antiguo que Q, haya entrado a América después de este, sin embargo, el haplogrupo C sólo se encuentra en la porción más norteña del continente americano, en el área donde se ubican las familias lingüísticas Na-Dene.

El haplogrupo Q es el más frecuente en América y tiene una gran variedad de haplotipos, los más frecuentes son: Q-L400, Q-P89.1 (en el noroeste de Canadá), Q1a2a1 (se encuentra entre los mayas y en un entierro infantil con una antigüedad de 12, 600 años perteneciente a la cultura Clovis); Q-M3 (también es común en el oriente de Siberia) y Q-M191 que tiene distribución en México. En resumen, el haplogrupo Q tiene una prevalencia del 76.4%, específicamente el 52.6% pertenece al haplotipo Q-M3 y 23.8% a QP36. El haplogrupo C se encuentra en el 5% de los nativos americanos y es raro en el resto del mundo a excepción del norte de Asia, donde tiene una frecuencia de 28%.

Figura 2. Mapa que ilustra la distribución de los diferentes haplogrupos del cromosoma Y por el mundo y la temporalidad en la que pudieron haber surgido. De Maulucioni, Wikipedia.

 
 
 
 
Por: Águeda Muñoz Gerardo. Licenciada en Antropología Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Maestra en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente, cursa el programa de Doctorado en Antropología por la UNAM. Entre sus temas de interés se encuentran migraciones humanas, antropología genética y pueblos originarios de México.

Trabajo publicado en: Oct., 2022.
Datos para citar en modelo APA: Muñoz Gerardo, Á. (octubre, 2022). Definición de Poblamiento de América. Significado.com. Desde https://significado.com/poblamiento-america/
 

Referencias

Greenberg, J., Turner, C., Zegura, S., Campbell, L., Fox, J., Laughlin, W., y otros. (1986). The settlement of the Americas: A comparison of the linguistic, dental, and genetic evidence [and comments and reply]. Current Anthropology, 477-497.

Torroni, A., Schurr, T. G., Yang, C. C., Szathmary, E. J., Williams, R. C., Schanfield, M. S., y otros. (1992). Native American mitochondrial DNA analysis indicates that the Amerind and the Nadene populations were founded by two independent migrations. Genetics , 130 (1), 153-162.

Underhill, P. A., Shen, P., Lin, A. A., Jin, L., Passarino, G., Yang, W. H., y otros. (2000). Y chromosome sequence variation and the history of human populations. Nature Genetics , 26, 358-361.

Zegura, S. L., Karafet, T. M., Zhivotovsky, L. A., & Hammer, M. F. (2004). High Resolution SNPs and Microsatellite Haplotypes point to a single, recent entry of Native American Y Chromosomes into the Americas. Molecular Biology and Evolution, 21 (1), 164-175.

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