Definición de Estado de Israel

Alsina Gonzàlez
Periodista esp. e investigador

El descubrimiento de los campos de concentración nazis por parte de los aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, y los crímenes cometidos contra varias poblaciones entre ellas la judía (aunque hay voces que afirman que un reducido círculo de dirigentes y militares aliados lo sabía antes y decidió no hacer nada por motivos estratégicos), impulsaron un movimiento de solidaridad con el pueblo hebreo que facilitó la creación de un estado propio, que pudiera considerarse “tierra judía”, el Estado de Israel.

Independizado en 1948, el Estado de Israel nació fruto de una resolución de la ONU que dividía la tierra de Palestina en dos “hogares nacionales”, uno de ellos para los árabes palestinos, y otro para la población judía, mayoritariamente emigrada desde principios del siglo XX.

De esta forma, la organización de las Naciones Unidas esperaba poder poner fin a un problema largamente arrastrado, que los judíos pudieran tener un estado propio. La resolución sufrió sin lugar a dudas una gran influencia por lo sufrido por el pueblo hebreo durante la Segunda Guerra Mundial, aunque el tema arrancaba mucho antes, con el nacimiento del sionismo, que predicaba precisamente el retorno al hogar palestino y la creación de un estado judío.

El sionismo empezó a dar sus primeros pasos a finales del siglo XIX, y provocó las primeras oleadas migratorias a Palestina, que siguieron durante las primeras décadas del siglo XX hasta la creación del Estado de Israel.

Durante la Primera Guerra Mundial, y para ganarse el apoyo de la comunidad judía, Gran Bretaña prometió a los sionistas la creación de un estado judío al terminar la guerra. No obstante, una vez finalizado el conflicto, traicionó su promesa.

Palestina pasó a ser un mandato británico de la Sociedad de Naciones (entitat predecesora de la ONU), y durante ese periodo creció la violencia física entre árabes y judíos, materializada en la creación de varias organizaciones que actuaban con tácticas terroristas, enfrentándose tanto al enemigo (los judíos en el caso de los árabes, y viceversa), como los británicos, que se encontraban en medio y recibiendo palos de ambos bandos.

Poco a poco, el mundo había buscado olvidarse de la resolución de la llamada “cuestión judía” (un nombre que ganó mala reputación por su uso por parte del nazismo), pero los judíos no habían olvidado, necesitaban un hogar en el que sentirse seguros, algo que puso de manifiesto el nazismo y los crímenes cometidos contra el pueblo hebreo entre 1933 y 1945.

No era la primera vez que los judíos sufrían el odio étnico/religioso en sus carnes, pero fue sin duda el más atroz, con campos de la muerte que funcionaban bajo una premisa industrial. Sin lugar a dudas, esto influyó decisivamente para allanar el camino a la creación del Estado de Israel.

En 1947, el gobierno británico, hastiado de un continuo degoteo de víctimas propias en un conflicto que parecía no tener solución, decidió abandonar Palestina renunciando a su mandato, que mantenía desde después de la Primera Guerra Mundial, pasando a la recién creada ONU el testigo para la resolución del conflicto.

Tras estudiar y debatir el conflicto, la ONU estableció un plan que dividía el territorio del mandato británico de Palestina en dos estados independientes, uno de ellos para los judíos, y el otro para los árabes.

Jerusalén era el principal escollo, pues es una ciudad santa para las tres religiones, y tanto árabes como judíos querían su control y deseaban que fuera la capital de sus correspondientes nuevos estados. La solución tomada fue internacionalizarla, de forma que no perteneciera a ninguno de los dos bandos en conflicto.

El mismo día en el que expiraba el mandato británico, el 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión proclamaba el Estado de Israel.

El nuevo país nacía en guerra contra una coalición de países árabes, debilitado por falta de reconocimiento internacional, pero fortalecido por todos los sufrimientos padecidos por el pueblo judío a lo largo de su historia, pero sobretodo en los años de la reciente conflagración mundial.

Decididos a no ser borrados del mapa ni perder su oportunidad para poder vivir en su propio hogar, los israelíes plantaron cara a unos árabes que actuaron desunidos, con falta de coordinación, pese a que contaron con ayuda de los británicos. Los israelíes también contaron entre sus filas con fogueados veteranos de la Segunda Guerra Mundial, los cuales eran detentores de una experiencia impagable en aquellos momentos.

El conflicto, conocido como Guerra de Independencia de Israel, terminó con una victoria israelí, que permitió al nuevo estado no solamente sobrevivir, sino incrementar sus territorios, y llevó a la desaparición del estado palestino, cuyos territorios quedaron bajo control de sus vecinos árabes, como Jordania y Egipto.

Pese a que inicialmente le costó hacer “amigos” en la comunidad internacional, Israel acabó haciéndose aliado de los Estados Unidos, lo que le valió un respaldo importantísimo para garantizar su futura existencia.

Enemistado “a perpetuidad” con los países árabes, todavía hoy en día se dejan sentir las consecuencias de aquella guerra y las posteriores. Porque no fue el último enfrentamiento entre Israel y sus vecinos árabes…

En 1956 estallaría otro conflicto a raíz de los movimientos del líder egipcio Gamal Abdel Nasser, que nacionalizó el Canal de Suez y bloqueó el estrecho de Tirán.

Esos movimientos no solamente perjudicaban a Israel, sino también a otros países occidentales, por lo que el estado judío pactó en secreto con Gran Bretaña y Francia una intervención, atacando coordinadamente (aunque oficialmente por motivos diferentes) a Egipto.

Si bien Israel salió beneficiada por el conflicto, conquistando la península del Sinaí (que sería devuelta a Egipto en 1982), Gran Bretaña y Francia fueron presionadas por Estados Unidos para abandonar sus acciones, con lo cual, y pese a la derrota militar de Nasser, Egipto se proclamó como ganador moral de la contienda.

En 1967, y advirtiendo importantes concentraciones de tropas árabes cerca de sus fronteras, Israel decidió dar el primer golpe, y atacó tanto a Egipto como a Siria.

Nasser quería forzar la maquinaria israelí, dado que debido a su economía y demografía, el estado hebreo no podía mantener un estado de guerra continuado durante mucho tiempo sin que su economía se resintiera por ello.

Si Israel no hubiera atacado, habría tenido que acabar desmovilizando buena parte de sus tropas en un momento u otro, lo que sin lugar a dudas hubiera sido aprovechado por las fuerzas árabes para lanzarse sobre Israel.

El inconveniente es que, atacando primero, Israel quedaba a todos los efectos como el agresor en este caso.

Lo primero que hizo el ejército israelí fue eliminar la fuerza aérea enemiga en sus bases, con un osado ataque planificado sobre una eficiente información de inteligencia. Ganado el dominio de los cielos, la ofensiva terrestre no suponía un problema tan grande incluso contra fuerzas mayores numéricamente.

Este conflicto permitía a Israel hacerse con Jerusalén este y los estratégicos Altos del Golán, territorios que todavía hoy mantienen.

En 1973 estallaba la Guerra del Yom Kipur, conocida por este nombre por haber sido librada en las mismas fechas que esta festividad judía.

El hecho de que los países árabes lanzaran un ataque por dicha festividad, una de las más sagradas del judaísmo, no es casual, ya que buscaban tomar por sorpresa y parcialmente desmovilizado a su enemigo.

Aunque el ataque inicial sorprendió a los israelíes, finalmente estos pudieron resistir y contraatacar exitosamente. Este conflicto se vio caracterizado por el apoyo de la Unión Soviética al bando árabe, y de los Estados Unidos a Israel.

La última guerra convencional en la que Israel se ha visto involucrado ha sido la ocupación del sur del Líbano en 1982.

No obstante, el estado hebreo se ha visto involucrado en una continua guerra de guerrillas y terrorista contra organizaciones armadas como Hamás o Hezbolá.

Mientras, Israel se ha convertido en una potencia no solo militar, sino también tecnológica, aunque sigue envuelto en la polémica, con posiciones muy enfrentadas; pocas personas, si les preguntamos, presentarán una opinión neutral: o criticarán lo que Israel hace a los palestinos, o mostrarán apoyo a la causa sionista y a la necesidad que, después de los sufrido, los judíos tengan un estado propio.

Foto: Fotolia – Yarr65

 
 
 
Por: Alsina Gonzàlez. Estudios en ingeniería informática en la Universitat de Girona, experiencia en numerosos medios tradicionales y digitales de tecnología, e investigador en temas de historia sobre el eje de la Segunda Guerra Mundial.

Trabajo publicado en: Jul., 2018.
Datos para citar en modelo APA: Gonzàlez, G. A. (julio, 2018). Definición de Estado de Israel. Significado.com. Desde https://significado.com/estado-israel/
 

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