Definición de Idealismo

Lilén Gomez
Profesora en Filosofía

Socialmente, el idealismo implica el constructo subjetivo de una imagen utópica, próxima de la perfección -por no decir perfecta-, en referencia a una persona, sistema, concepto o cosa. Los niños tienden a idealizar a sus padres; una pareja en su primera etapa enamoramiento (el amor en sí mismo es un concepto idealizado en general.); un partido político con el cual uno se siente representado; en todos los casos, los defectos y/o problemas, en distintos grados y circunstancias, surgen con el tiempo a partir de la percepción y el razonamiento de lo vivido, comprendiendo la realidad de un modo diferente respecto de lo que uno entendía originalmente, creía o quisiera que fuera.

En la filosofía, comprende un conjunto de corrientes en cuanto la constitución del ser y las formas de entender el mundo a partir de la formación de ideas, que pueden tener base en la razón, la percepción, la experiencia y/o conciencia, dependiendo de los modelos filosóficos, cuyos referentes analizamos en este trabajo.

El idealismo platónico

Existen controversias respecto de la posibilidad de considerar a la metafísica platónica como origen del idealismo, ubicándolo en la Grecia antigua. Esta posición se articula desde la interpretación de los diálogos platónicos en un sentido dualista: por un lado, se hallaría el ámbito de la verdad, en el que se encuentran las Ideas, al cual solamente podemos acceder por medio de la razón —no de la experiencia— y, por otro lado, se hallaría el mundo sensible, compuesto por apariencias empíricas, cuya realidad se presenta como degradada.

El idealismo platónico, en ese sentido, se explica a partir de la jerarquización ontológica de las Ideas por sobre lo que existe. No obstante, algunos críticos han señalado que tal jerarquización no es, necesariamente, ontológica, sino metodológica.

Para conocer, tomamos las sensaciones como punto de partida y ellas se complementan, luego, con las ideas. Así, no hay un rechazo de la sensación, tal como sugiere el punto de vista anterior, sino que la razón permite comprender el fundamento de nuestras percepciones, de modo tal que la materia y la idea resultan complementarias. Desde esta perspectiva, no sería tan clara la caracterización de la teoría platónica como una forma originaria del idealismo.

El idealismo de Berkeley

El filósofo inglés George Berkeley (1685-1753) es considerado uno de los principales fundadores del idealismo propiamente dicho. De acuerdo con su teoría, los objetos físicos no existen de manera exterior e independiente de la percepción, sino que ellos consisten en colecciones de ideas cuya entidad está dada por la percepción misma. Es decir, las cosas existen solamente como percepciones en nuestra mente: ser es ser percibido.

Lo único que podemos conocer, en rigor, son ideas que están siendo percibidas o formadas mediante la memoria y la imaginación. La realidad objetiva es dependiente de los sujetos que la perciben, de ahí que la filosofía berkeleyana haya sido, también, caracterizada como un “inmaterialismo”.

El idealismo trascendental kantiano

La filosofía de Immanuel Kant (1724-1804) se conoce como idealismo trascendental, en la medida en que postula que solamente accedemos al mundo a través de esquemas subjetivos que son condición de posibilidad del pensamiento en general y, entre ellos, las Ideas adquieren un estatus privilegiado, dada su función heurística. Kant afirma, a diferencia de Berkeley, la existencia de objetos exteriores al sujeto, no obstante, los sujetos no pueden conocer las cosas “en sí” (noúmeno), sino solamente bajo el modo en que éstas se presentan a los sentidos (fenómeno).

La experiencia aporta el contenido de las percepciones, pero éste es siempre “moldeado” por las estructuras mentales subjetivas —denominadas trascendentales—. Nuestra mente organiza la totalidad de lo pensable de acuerdo con tres Ideas: la del alma, la del mundo y la de Dios; éstas tienen el rol de guiar nuestro conocimiento, para poder ampliarlo.

El idealismo absoluto de Hegel

Usualmente, se conoce a la metafísica de G. W. F. Hegel (1770-1831) como un idealismo absoluto, en la medida en que, desde su perspectiva, el objeto de conocimiento de la ciencia filosófica es, precisamente, el absoluto, es decir, la realidad en sí misma.

Hegel critica la concepción kantiana, por la cual el hombre solamente puede conocer los fenómenos, y sostiene que es posible acceder a la realidad última en la que aquellos se fundan, por medio del espíritu. Esto se debe a que existe una identidad entre la conciencia del sujeto cognoscente y aquello que conoce bajo la forma del objeto. Es decir, hay una co-pertenencia entre lo subjetivo y lo objetivo, entre lo intelectual y lo empírico, entre lo ideal y lo real. Luego, dicho esquema adquiere la característica esencial de un sistema total: todas las cosas son la manifestación del espíritu, todas se remiten a una misma totalidad.

El objeto de la filosofía es hacer consciente el conocimiento del espíritu respecto de sí mismo, a través de la conciencia de los hombres. En este sentido, el idealismo de Hegel se presenta como un despliegue sistemático que sigue un orden lógico: el pensamiento se desarrolla de acuerdo con un movimiento dialéctico, desde lo más general hacia la mayor determinación de los conceptos.

 
 
 
Por: Lilén Gomez. Profesora en Filosofía, Universidad de Buenos Aires, Argentina. Desempeño en el ámbito de la docencia y la investigación, en áreas de la Filosofía Contemporánea.

Art. actualizado: Julio 2022; sobre el original de mayo, 2014.
Datos para citar en modelo APA: Gomez, L. (Julio 2022). Definición de Idealismo. Significado.com. Desde https://significado.com/idealismo/
 

Referencias

Monterrubio, A. G. (2015). Idealismo y fundamentación. Theoría. Revista del Colegio de Filosofía, (29), 65-83.

Sobrevilla, D. (1995). El idealismo de Berkeley. Areté, 7(2), 331-352.

Thomson, G. (1999). Interpretaciones del idealismo trascendental de Kant. Ideas y Valores, 48(111).

Hebrard, A. (2013). GWF Hegel. El idealismo absoluto. Introducción a la filosofía, Argumentación filosófica, Lectura académica, 112.

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