Definición de Déficit

Se designa con el término de déficit a la escasez de algún bien, como ser la comida o el dinero, entre los más importantes y esenciales, que experimentará una persona como consecuencia de la imposibilidad monetaria de adquirirlos. Según reza y se desprende de su definición, el déficit, es un término ampliamente utilizado en los contextos comerciales, de las empresas y los estados.

Si bien, como mencionamos, un individuo puede sufrir en algún momento de su vida un déficit, a razón, de por ejemplo, un mal manejo en su economía, el término es más que nada utilizado por los gobiernos, los estados y las empresas cuando se quieren referir a alguna cuestión en la cual no cierran los números como deberían.
Se hablará de déficit fiscal de una nación cuando los gastos realizados por el Estado o cualquier otra entidad pública, en un determinado lapso de tiempo, generalmente de un año, superan a los ingresos que han recibido, es decir, si una determinada nación gastó más de lo que recibió, por ejemplo, de lo que percibe a través de la recaudación impositiva, entonces, se puede hablar de un concreto déficit.
En tanto, cuando se habla del déficit público, en este se incluyen a todas las administraciones públicas que conforman el estado.

Para medir cuantitativamente el déficit presupuestario de una nación, se podrá hacerlo a través de la contabilidad nacional, que será la que nos dará la más acabada y ajustada cifra de déficit que esa nación está atravesando. El criterio que esta seguirá es el denominado de las obligaciones contraídas, es decir, independientemente de los cobros y de los pagos que se hayan efectuado. A la hora de determinar su importancia y alcance, lo que se hará es recurrir al ratio, que representará al déficit sobre el Producto Interior Bruto, dándonos la idea de la impronta que alcanzó.

Si bien no hay una única receta o fórmula para combatir el déficit presupuestario que afecta a un país, generalmente, los ajustes en el sector público, léase sueldos de empleados y aquellos gastos superfluos que podrían evitarse y algunas políticas que no tiendan a ahogar al sector privado como contracara, son algunas de las mejores respuestas a dar para este problema.