Definición de Microbiota

Rodrigo Arredondo Fernández
Lic. en Biología

Es el conjunto de comunidades microbianas que se encuentran albergadas a lo largo y ancho del cuerpo humano, capaz de estrechar una relación de mutuo beneficio. De acuerdo con las estimaciones, existen alrededor de cien billones de células microbianas correspondientes a un aproximado de mil especies bacterianas que se suman a una diversidad no estimada de hongos y virus.

La mayor parte de estos microrganismos están estrecha simbiosis con el organismo huésped protegiéndolo de patógenos y contribuyendo con la producción de compuestos químicos que mejoran el aprovechamiento de los nutrientes de la dieta ingerida, además de participar en los mecanismos de señalización con el sistema endocrino, nervioso e inmune, tema que es relevante por su potencial para tratar desordenes digestivos y neurológicos.

¿Cómo se adquiere y dónde se encuentra?

La microbiota humana se adquiere naturalmente durante el parto, con el paso del tiempo éste modificando de acuerdo con las interacciones ambientales y con los cambios en la dieta, el cual es el principal factor que perfila la composición de las especies de microorganismos que compone la microbiota de cada persona, especialmente el que se encuentra en el tracto digestivo.

La comunidad microbiana del intestino es un sistema dinámico en el que la dieta y la naturaleza propia de cada persona tienen un fuerte impacto en su composición, por ejemplo, la abundancia de Bacteriodetes y la carencia de Firmicutes está asociado al padecimiento de obesidad, y si la diversidad se cambia en sentido inverso se ha observado que el peso disminuye.

En la piel hay una gran variación en la composición de la diversidad pues se estructura de acuerdo con el sitio en cuestión donde las características físicas, el estilo de vida y hábitos de higiene de cada persona.

Por otro lado, la diversidad de la microbiota de la cavidad oral se mantiene relativamente estable a pesar de la constante interacción entre humanos.

En el área genital la dinámica de la microbiota es igual de variable que la que hay en la piel, por ejemplo, la microbiota vaginal se caracteriza por una dominancia de especies del género Lactobacillus y otros grupos anaerobios que mantienen esta zona con un pH ácido característico que lo protege de infecciones.

Como se puede ver, la diversidad de la diversidad de la microbiota se encuentra compartimentada a lo largo del cuerpo de cada persona y esta es modificada por la particular historia de vida de cada individuo, por lo que es personalizada y única.

Factores que lo modifican

La dieta del individuo pude modificar la composición de la microbiota al verse beneficiado o perjudicado de acuerdo con los nutrientes que lleguen al intestino. Por ejemplo, una dieta rica en frutas, verduras y leguminosas provee una gran cantidad de fibras, pectinas y polisacáridos que solo pueden ser digeridas gracias a enzimas producidas por microorganismos que facilitan la digestión y por lo tanto el aprovechamiento de estos recursos manteniendo estables los niveles de glucosa y colesterol en el organismo. En caso contrario, comer alimentos con exceso de azúcares procesados favorece el crecimiento de bacterias patógenas responsables de procesos de inflamación y otros padecimientos intestinales.

El uso de antibióticos es un factor que tiene un gran impacto tanto en la microbiota como en el organismo huésped sobre todo si se usa repetidamente en los primeros años de vida de una persona. Esto es porque al participar en diferentes procesos metabólicos, la ausencia de microorganismos clave pude llevar complicaciones como asma, enfermedades inflamatorias, obesidad y desordenes neurológicos.

El estilo de vida influye en la composición de especies de la microbiota cuyas causas y efectos pueden ser, por ejemplo: la interacción con animales puede reducir el riesgo de asma, el ejercicio reduce los procesos inflamatorios, si los hábitos de sueño son malos se disminuyendo la permeabilidad intestinal y favoreciendo procesos de inflamación.

Aportes para la salud humana

La mayor parte de los microorganismos que viven en simbiosis con el humano aportan una larga serie de beneficios, se pueden mencionar algunos a grandes rasgos.

Al ser una comunidad dinámica, las fluctuaciones de microorganismos estimulan al sistema inmune para reconocer nuevos patógenos o aliados y de esa forma pueda actuar oportunamente antes de que se desarrolle alguna infección oportunista.

Si la comunidad de cada persona se mantiene estable, es difícil que especies patógenas lleguen a colonizar, pues la comunidad original ocupa espacio y recursos que no pueden ser usadas por organismos invasores, protegiendo de infecciones al hospedero.

Cuentan con genes dedicados a la degradación de fibras y polisacáridos para transformarlos en moléculas más pequeñas y aprovechables para el humano. Algunas especies producen sustancias que evitan procesos inflamatorios, especialmente polisacáridos que mantienen la mucosa intestinal, una barrera que protege al intestino de los ácidos gástricos utilizados para diferir los alimentos. Y hay especies que producen moléculas que participan en mecanismos de comunicación con el sistema nervioso, actuando como neurotransmisores y que de acuerdo con estudios influyen en el comportamiento del hospedador, aunque aún falta indagar más cómo y para qué funcionan.

 
 
 
Por: Rodrigo Arredondo Fernández. Licenciado en biología, de la UNAM. Experiencia en la participación en investigaciones sobre la microbiología de alimentos fermentados tradicionales.

Trabajo publicado en: Jun., 2022.
Datos para citar en modelo APA: Arredondo Fernández, R. (junio, 2022). Definición de Microbiota. Significado.com. Desde https://significado.com/microbiota/
 

Referencias

Gilbert, J., Blaser, M. J., Caporaso, J. G., Jansson, J., Lynch, S. V. & Knight, R. (2018). Current understanding of the human microbiome. Nature Medicine, 24(4), 392–400.

Martin, C. R., Osadchiy, V., Kalani, A. & Mayer, E. A. (2018). The Brain-Gut-Microbiome Axis. Cellular and Molecular Gastroenterology and Hepatology, 6(2), 133–148.

Ursell, L. K., Metcalf, J. L., Parfrey, L. W. & Knight, R. (2012). Defining the human microbiome. Nutrition Reviews, 70(s1), S38–S44.

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